“Aging” es el término anglosajón para “envejecimiento”, un proceso que cada persona atraviesa durante toda su vida. Sin embargo, en el caso de personas con VIH, este concepto refiere al envejecimiento prematuro que alcanza a las personas adultas mayores que viven con el virus. Envejecer con VIH implica la aparición de complicaciones de la salud propias de una persona hasta 10 años mayor.
En la actualidad, hablar de VIH no es lo mismo que hace décadas. Gracias a los avances médicos en los tratamientos para detener el avance de la infección, las personas seropositivas tienen mejores condiciones para cuidar su salud. De ahí que cada vez más personas que viven con el virus superan la edad de 50 años. Se espera que para 2030, la cantidad de personas con VIH que superan esa edad sea del 75 % respecto al total, según ONUSIDA.
Si bien, estas son buenas noticias para quienes viven con el virus, comienza a hacerse más visible una problemática que afecta de manera particular a esta población. Se trata del “aging”, el envejecimiento prematuro que experimentan quienes viven con VIH, y que puede llegar a acelerar esta etapa hasta 10 años. De esta manera, una persona de 55 años que vive con VIH puede experimentar condiciones de salud propias de alguien de 65 años.
Además, la problemática se profundiza si la carga viral fuera más alta, por lo que acceder a un diagnóstico oportuno es fundamental. Según el último boletín epidemiológico de Argentina, más de la mitad de los varones cis, y casi la mitad de las mujeres cis de entre 45 y 65 años llegan tarde a su diagnóstico. En el caso de mujeres trans, entre 45 y 55 años, la mitad llega tarde al diagnóstico; y el 100 % de más de 55 años es diagnosticada con la enfermedad avanzada*. Esto implica un mayor riesgo de sufrir envejecimiento prematuro.
El avance en los tratamientos y la posibilidad de alcanzar una carga viral Indetectable = Intransmisible (I=I) mejora la expectativa y la calidad de vida de las personas con VIH. Sin embargo, subraya la problemática de estigma etaria que atañe a las personas mayores, en general, en una población con mayor vulnerabilidad social.
Es importante destacar que las personas que recibieron tratamiento para la infección por VIH desde el inicio de esta pandemia hoy superan los 50 años. Muchos de los fármacos empleados para los primeros casos tuvieron efectos adversos y su toxicidad era muy alta. Esto aumenta el riesgo de atravesar condiciones de salud asociadas al envejecimiento antes de tiempo, de forma particular en este grupo.
Tal como aumenta la expectativa de vida gracias al desarrollo de mejores tratamientos, deben aumentar los cuidados y el acompañamiento en cada etapa. El desafío, más que nunca, es lograr un acompañamiento acorde a las necesidades de los adultos y adultas mayores con VIH. Esto implica, no solo el acceso al diagnóstico y al tratamiento antirretroviral, sino también al seguimiento médico de las afecciones asociadas a la vejez prematura.
¿Cómo se manifiesta el aging?
Los riesgos de experimentar patologías asociadas al envejecimiento son notablemente más elevados en personas con el virus. Según estudios del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH en personas de edad avanzada que viven con VIH:
- Hasta el 59% padece deterioro cognitivo prematuro.
- El 45% tiene un riesgo alto de sufrir enfermedades coronarias.
- Tienen 8 veces más riesgo de contraer enfermedades hepáticas.
- Hasta 6 veces más probabilidad de desarrollar cáncer cervicouterino.
- Tienen 3,5 veces más riesgo de contraer enfermedades renales.
- Mayor probabilidad de desarrollar osteoporosis y cáncer de pulmón.
Hoy, la mitad de las personas con VIH en el mundo superan los 50 años de edad. Teniendo presente que el deterioro cognitivo limita la independencia y autonomía de la persona, el aging complejiza el acceso a un tratamiento adecuado. Esto es extensivo al tratamiento antirretroviral, tanto como al tratamiento de las enfermedades provocadas por el envejecimiento prematuro.
Cada vez más, se evidencia la necesidad de generar espacios y políticas de acompañamiento, no solo médico, también socioeconómico, para quienes viven con VIH. En Argentina, se aprobó recientemente la Ley N°27.675 de Respuesta al VIH, Hepatitis Virales, otras ITS y TBC, que contempla el régimen de jubilación excepcional a partir de los 50 años y con 20 años de aportes, para personas con VIH. Aún queda mucho por hacer para evitar el estigma y favorecer el cuidado de la salud de las personas con VIH en nuestro país.
¿Es posible prevenir el aging?
La prevención, en este caso, va de la mano del seguimiento médico y la administración consciente y continuada del tratamiento antirretroviral. Mantener la carga viral baja, e incluso indetectable, es fundamental para que el cuerpo pueda defenderse ante otras complicaciones y evitar el deterioro prematuro.
Recordá que llegar a un diagnóstico oportuno es la mejor manera de cuidar tu salud y puede hacer la diferencia en la calidad de vida. Si querés conocer tu estatus serológico o tenés dudas en lo relativo a la salud sexual, podés comunicarte con AHF Argentina por WhatsApp al +54 11 5885-3333, o acercarte a sus Centros Comunitarios de Salud Sexual donde te brindarán atención médica y contención. En CABA está ubicado en San Martín 899; y en Rosario, Santa Fe, está ubicado en Av. Pellegrini 341. Más info en https://ahfargentina.com/hacete-el-test-de-vih/