Argentina cuenta con un amplio marco normativo para abordar la Educación Sexual Integral (ESI) de manera universal y gratuita. Todas las personas, de todas las edades, tienen el derecho a una formación integral que les permite conocer y entender todos los aspectos de la sexualidad y las temáticas relacionadas con la misma de forma clara, transparente y coherente.
En ese marco, la comprensión holística de la sexualidad, de las identidades de género (y la prevención y erradicación de las violencias por esta causa), de las orientaciones sexuales, la prevención de los embarazos no deseados, y de las distintas formas de prevenir la transmisión del VIH, enfermedades de transmisión sexual y hepatitis están al alcance de todas y cada una de las personas que transitan los distintos ámbitos educativos.
Desde la Convención de Derechos Humanos (1948) hasta las últimas resoluciones complementarias a la ley 26150 (Ley de ESI), como –por ejemplo- las leyes de matrimonio igualitario, de Identidad de Género, de Violencia contra las Mujeres, de Violencia de Género, de penalización del “Grooming” como delito contra la integridad sexual, de aborto legal y gratuito (entre otras), la ciudadanía argentina cuenta con numerosas herramientas para lograr una mejora sustantiva en la calidad de vida, en la toma de decisiones y en el ejercicio de las libertades individuales y sociales.
Pero la ley sola no basta, es importante y necesario que se aplique
Si se considera que en la actualidad el 98% de los casos de transmisión del VIH son por vía sexual queda claro que el rol de la ESI (ley sancionada en 2006) está aún en proceso de incorporación en distintos niveles educativos y sociales y que –además- es fundamental que el Estado fortalezca la capacidad de comunicación en este aspecto. Debe trabajar en ejes informativos, educativos, legales y socioculturales.
Existen algunos sectores de la sociedad que por razones culturales o religiosas aún intentan impedir que la ESI se imparta de manera adecuada. En la medida en la que no se logre atravesar estas barreras, los objetivos que fija la ley permanecerán más lejanos.
Las consecuencias de los estigmas y de la falta de conocimiento e información sobre distintos aspectos relacionados al VIH la orientación sexual y los géneros disminuirán de manera sostenida en la medida que la ESI continúe aplicándose y mejorándose.
Es fundamental continuar trabajando en el apoyo a la ESI (y su construcción continua); una herramienta clave para mejorar el presente y el futuro de cada persona y de la sociedad. Para más información, dudas o comentarios podés ingresar en https://ahfargentina.com/ o escribinos a: [email protected].