Cerca de 2,8 millones de infancias en el mundo viven con VIH y solo el 54% acceden al tratamiento, según UNICEF. En nuestro país los antirretrovirales están garantizados por ley, sin embargo, es de vital importancia el acompañamiento familiar y del Estado para el acceso oportuno al tratamiento en infantes y preadolescentes.
El virus de VIH es especialmente riesgoso durante los primeros años de vida, cuando la carga viral puede aumentar más rápido. En Argentina, la principal causa de VIH infantil es la transmisión vertical, es decir, de la persona gestante al bebé durante el embarazo, el parto o la lactancia. Las personas con VIH tienen derecho a transitar la gestación con tratamiento adecuado para prevenir la transmisión y dar continuidad al control del estatus serológico del recién nacido. Sin embargo, un 40% de las infancias no reciben su diagnóstico hasta después de los 12 meses.
Cabe destacar que los bebés nacidos de una persona con capacidad de gestar que vive con VIH tienen derecho al acceso gratuito a la leche de fórmula para los primeros 18 meses, así como al tratamiento de inhibición de la lactancia para la persona gestante, de manera confidencial (Ley 27.675, capítulo III, artículo 12). En nuestro país, el tratamiento antirretroviral es gratuito para personas con diagnóstico seropositivo.
Conocer el diagnóstico y comenzar el tratamiento antirretroviral en los primeros 7 días de vida hace una gran diferencia en la prevención del avance de la infección. Hasta los 10 años, aproximadamente, el tratamiento está en manos de los adultos a cargo y es determinante el modo en que aborden la información sobre la infección con el infante, así como la contención y apoyo constante durante su desarrollo. También, el Estado debe estar presente para acompañar a los que cuidan.
La OMS recomienda que se hable, desde los 5 años de edad, acerca del efecto que tiene el virus en las defensas del cuerpo y cómo la medicación previene su avance. Entre los 6 y los 9 años, se comienza a trabajar la autonomía, ya que el niño tiene la capacidad para comprender la importancia del tratamiento y comienza a recordar las dosis y horarios específicos. Además, señala que a niños y niñas a partir de los 7 años de edad es recomendable que se les brinde información sobre la infección por VIH en el ámbito escolar.
Lograr espacios de diálogo e información en el ámbito escolar es importante para terminar con el estigma y la discriminación que perciben los niños, niñas y adolescentes que viven con VIH. Este tipo de situaciones durante el desarrollo de cada infancia puede acarrear consecuencias en la salud mental y la inserción social, que no tienen nada que ver con la infección como tal.
Además, no todos reciben el diagnóstico inmediatamente después del parto, y no todos conviven con sus progenitores, por lo que es vital que se facilite el acceso a la información sobre la infección para promover el comienzo oportuno del tratamiento, sin que el temor al rechazo del círculo familiar y entorno social sea un impedimento. Por este motivo, es fundamental hacer cumplir el derecho de niñas, niños y adolescentes a recibir Educación Sexual Integral, Ley N° 26.150, según el Programa Nacional de ESI, para avanzar en la toma de consciencia y evitar situaciones de discriminación y temores infundados.
En el comienzo de la pre-adolescencia, entre los 10 y los 12 años, es posible la comprensión total del diagnóstico. En esta etapa, el apoyo emocional es crucial para acompañar en la asimilación del estatus serológico y prevenir situaciones de estrés y depresión. A partir del inicio de la adolescencia, es clave orientar en la utilización de métodos de barrera, como los distintos tipos de preservativo y campo de látex e incorporar el concepto de “indetectable=intransmisible” (I=I) que hace referencia a mantener una carga viral tan baja que no sea transmisible.
A partir de una buena implementación de la ESI que permita la comprensión e incorporación del concepto de I=I, es posible lograr una mejor adherencia al tratamiento, además de alejar temores que afecten el desarrollo del adolescente y su generación de vínculos con sus pares.
Ante la duda sobre el estatus serológico, todos los niños, niñas y adolescentes pueden acceder a una prueba rápida de VIH, acompañados por un adulto responsable. A partir de los 13 años pueden asistir sin compañía. La prueba es confidencial y gratuita (Ley 27.675, capítulo IV, artículo 14), así como el acceso al tratamiento y acompañamiento médico. Pueden encontrar el centro de testeo más cercano en la web de AHF Argentina y pedir su turno, o acercarse al Centro Comunitario de Salud Sexual de AHF, ubicado en San Martín 899, Buenos Aires, Argentina.